de vuelta al amor

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He descubierto, no con asombro pero sí con mucho amor, a mi pasión por estos días. Hace alrededor de un año y medio que se me presentó y como tantas otras cosas la tomé en ese entonces, sin mayor alabanza, hoy por hoy me aferro más a un sinnúmero de “ algos “ que me llegan – digo algo porque quiero dar a entender que no solo hablo de cosas, sino que he de agregar a personas, situaciones, diálogos, etc -.

Cito con esto a un poema que escribí titulado “brisa”, desarrollado en medio de una pequeña crisis mental, teniendo en cuenta que duró segundos. Y porqué tuvo ese tiempo tan breve de origen y término? Porque utilicé a mi nueva pasión consistente, me puse a prueba a mi misma y lo caótico se marchó.

Cada amanecer, al inhalar extiendo mis brazos en dirección al sol y luego ese aire sin fuerza cae dilatando mis fosas nasales. Cada madrugada el regocijo que se llena en mi pecho es incontenible, creo que nunca podré definirlo plenamente, ya que son múltiples las oportunidades en donde es solo goce pleno el que encuentro únicamente realizando ese asana. El hecho fue un escrito, leía sin prisa, de ese mismo modo me alcanzó el pensamiento que llega ahondando fuerte, calando, casi hurgando en mis emociones con fines siniestros. No quise apartarlo de mí, me adhiero a las palabras tan sabias de “ un alguien maravilloso ” : déjalo que entre, siéntelo, abrázalo, es parte de tu esencia. Me adentré entonces, oí sus expresiones, vi las imágenes que tenía para mostrarme y luego sin más surgió una letra, lo anterior se desintegró sin quererlo, su intensidad descendió mientras mis palabras se hacían más poderosas. Mi mano, cuan pincel en manos de un pintor, sintió lo necesario y el ambiente se tiñó de frescura, de grandeza, creo que mi oxígeno envolvió toda esa cavidad silenciosa que pretendía cortar mi aliento.
Al término de mis frases era todo la perfecta unión respiración, meditación y movimiento. Tal como mi amada Ashtanga Yoga, a la cual le agradezco tanta luz en mi vida. Es esa pasión desinteresada que se abalanza a mí cada mañana, la que siempre hace que se trasluzca el sol por mis ventanas.

Resulta cómico, pero la vida es un senderito a seguir.
Gracias a esta técnica es que pude saber de un festival de yoga que se dio el verano recién pasado al que claramente fui, aunque no tan claro, porque horas antes de que se realizara yo decidí viajar.
Gracias a ese detalle es que hoy la luz la veo por doquier, ella estaba en ese camino espiritual tan añorado por mi infinito corazón. Todo se alineó para concluir con mis palabras de hoy, luego de meditar largamente, después de que por estas mismas fechas me re encontrara conmigo misma.
En esa cúspide hallé herramientas gratuitas, descubrí mi imagen y a mi pasión por estos días.

Si te fijas, todos los caminos nos llevan hacia el amor.

Es cosa de pedir, de sentir, sobre todo de sentir.

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